La Gracia de Dios y la Centralidad de la Doctrina – Segunda Parte

La Doctrina de los Apóstoles y la Vida Centrada en la Palabra

La primacía de la doctrina de los Apóstoles en la enseñanza cristiana, como se menciona en Hechos 6:2 y 6:7, no es una casualidad, sino una elección deliberada. Esta doctrina implica una vida centrada en la Palabra de Dios. Los apóstoles, al enfocarse en la enseñanza y predicación, establecieron un modelo para la iglesia primitiva, donde la prioridad era la difusión y el entendimiento profundo de la Palabra de Dios, resultando en el crecimiento numérico y espiritual de la iglesia.

La Palabra de Dios como Alimento Espiritual

La salvación válida en la fe cristiana implica seguir la Palabra de Dios, internalizando la enseñanza de Cristo, simbolizado por comer su carne y beber su sangre. La principal ocupación de los líderes cristianos es, por tanto, alimentar a sus congregaciones con la Palabra de Dios. Esta tarea va más allá del mero estudio bíblico; es una cuestión de impartir una palabra vivificante que procede de la verdad, tal como Jesús lo expresó en Mateo 4:4.

Más que Estudio Bíblico: Revelación y Verdad

El estudio bíblico sin revelación puede ser espiritualmente letal, ya que “la letra mata”. La enseñanza apostólica se destacaba por ser reveladora, centrada en Cristo, y práctica. No se trataba solo de compartir conocimientos, sino de transmitir una verdad relevante y vivificante.

La Reforma Apostólica: Precisión y Prioridad Doctrinal

La reforma apostólica demanda una precisión y una prioridad doctrinal, en equilibrio con la comunión, el partimiento del pan y la oración. Lo que creemos determina nuestras prácticas y nuestro destino final. El propósito de esta reforma es retornar a la Palabra de Dios para ajustar nuestras creencias a la forma de Dios y edificar según su diseño.

La Proliferación de la Verdad en Medio de lo Falso

La existencia de enseñanzas falsas no puede impedir la manifestación de la verdad. Esta manifestación depende esencialmente de dos factores: nuestra exposición a la verdad, es decir, la Palabra de Dios, y nuestra actitud interna frente a esta verdad.

La Gracia a Través de la Palabra de Dios

La gracia se imparte principalmente a través de la Palabra de Dios. La enseñanza correcta, relevante y oportuna es el medio por el cual la gracia está diseñada para llegar y crecer en nosotros. Escuchar y obedecer la Palabra de Dios es la metodología principal para recibir y fomentar esta gracia.

Jesucristo: La Encarnación de la Verdad

Jesús declaró, “Yo soy la Verdad” (Juan 14:6). La verdad, en el contexto cristiano, es más que una doctrina o un conjunto de principios; es la personificación de Cristo mismo. Cada aspecto de la verdad bíblica debe aumentar nuestro entendimiento y comprensión de la naturaleza y el carácter de Cristo. Cualquier verdad que no sea cristocéntrica y que no revele a Cristo, no es verdadera verdad en absoluto.

Conclusión

En la fe cristiana, la gracia de Dios y la doctrina ocupan un lugar central, no solo como conceptos o enseñanzas, sino como la revelación de Cristo mismo. Dondequiera que Cristo es revelado a través de Su Palabra, se imparten las riquezas de Su gracia y la sustancia de la Deidad. Conocer y experimentar esta verdad transformadora es el corazón de una vida cristiana auténtica y fructífera.

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